Cuando conoces a Sarkis, lo primero que te llama la atención es su mirada de ojos negros vestida con una mezcla única de madurez e inocencia. La sonrisa, siempre dibujado en los labios, acompaña la sensación general de encontrarte ante alguien en quien se puede confiar. Su timidez en retirada, contra la que batalla constantemente, le da un toque de ternura que acaba de conformar la personalidad de este chico increíble.Sólo tiene 19 años pero es un guerrero de la causa del pueblo armenio, por la que trabaja constantemente desde la Asociación Armenia de Cataluña, Ararat, emplazada en la Casa de la Solidaridad. El pasado domingo, 3 de diciembre, pasamos el día con él, aprendiendo sobre su pueblo y su tierra, de los cuales, algunos de nosotros, sólo habíamos oído hablar de pasada.
Nos hizo de anfitrión desde la sede de la asociación, y explicarnos mil cosas sobre las tareas que llevan a cabo. Nos llevó al restaurante familiar, donde sus padres nos trataron como unos buenos amigos de la casa, invitándonos a un festín típico de su tierra, que nos ayudó a reponer fuerzas para el resto de la jornada.La religiosidad a flor de piel de esta gente fue el rasgo que más nos sorprendió. El fervor de su culto, identidad nacional de su pueblo, tanto o más que su lengua, les otorga un sentimiento de comunidad indisoluble que sólo despierta respecto a los foráneos como nosotros.
En Sarkis nos remarcó con orgullo que son la Primera Iglesia Cristiana. En mayúsculas. Mientras tanto, nos introdujo en algunos aspectos básicos de su culto. Nos explicó que está muy comprometido con la religión y que participa en la vida parroquial de la iglesia católica de Santa Coloma, en diversas actividades del grupo de jóvenes.Y así lo dejamos, velando por su gente y su cultura. Y aún nos quedan más cosas por vivir con este joven ya que estudia, trabaja y participa en muchas actividades de la vida colomense. Y nosotros terminamos el día pidiendo en qué no se implica en Sarkis. Fuente: http://generaciosisi.wordpress.com/
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